Lectura: Juan 12:42-43
Cualquiera que sea la razón por la que vamos o no a Jesús, siempre será egoísta. Vamos a él porque estamos enfermos, necesitados o perdidos, y lo evitamos por temor a perder familia, amigos o posición en la sociedad. Este es el caso de este capítulo 12, que dice que “...aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.” (Juan 12:42). Hoy diríamos que estaban en la cerca.
En tu salvación no hay nada de lo que puedas jactarte. porque viene de Dios, no de ti. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:8-10). Esto no agrada al ser humano, al que le encanta ser halagado por sus proezas. Para no perder los privilegios que tienen en su religión, algunos judíos aquí creen en Jesús, pero no lo confiesan como Señor y Salvador.
Sin embargo, la Palabra de Dios es muy clara cuando afirma, en la carta a los Romanos, que “... si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Rom 10: 9-10).
Este capítulo habla de aquellos que no confesaron públicamente su fe en Jesús por temor a perder su posición en el campo de la sociedad y la religión. ¿Crees que eso ha cambiado con la Iglesia? Los cristianos están hechos de la misma carne que ellos, por lo que era de esperar que encontraran la manera de que la fe del corazón y la confesión de la boca pudieran ejercerse, sin perder el sabor de la adulación humana.
Es por eso que encuentras hoy en día muchos grupos de cristianos que han creado sus propios medios para asegurar el relleno del ego. Primero, dones como evangelista, pastor y maestro, (que no son lo mismo que los talentos como lo son la capacidad de cantar, hablar o escribir) se han convertido en títulos honoríficos como los que usamos para las autoridades civiles y militares.
Luego se crearon cargos eclesiásticos como director de esto y presidente de aquello. Incluso títulos como "Reverendo", que la Biblia solo usa para Dios, llegaron a ser usados por hombres comunes y se crearon cursos de teología que otorgan títulos honrosos como "Doctor en Divinidad". El ego ama estas cosas.
No te equivoques: Jesús no tenía ningún honor en el campo del judaísmo. Sólo experimentó la deshonra, la vergüenza y el desprecio. Hoy también hay una especie de "campamento del cristianismo", y la amonestación de Hebreos 13 se aplica también a nosotros: "Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio;" (Heb 13:13).
En los próximos 3 minutos, aprende por qué es imposible que alguien crea en Dios sin creer en Jesús.
