Lectura: Juan 12:3-9
Cuando alguien lee Juan capítulo 12 al inicio tiene la impresión de que Jesús está allí sólo con Lázaro, María y Marta. Pero el versículo 4 revela que había muchas más personas en la casa. Ahí estaban los apóstoles y muchas otras personas que querían ver a Jesús y a Lázaro el resucitado. Aun así, los primeros versículos representan una especie de isla de tranquilidad, comunión y culto, donde sólo participan Jesús, Lázaro, Marta y María. Alrededor hay un mundo de indiferencia e intereses turbios, porque el interés que tiene Judas en el perfume que María vierte en los pies de Jesús es oscuro. Judas dijo:"¿Por qué no se vendió este perfume y se dio el dinero a los pobres? Serían trescientos denarios". Un denario era la moneda de plata que correspondía a un día de trabajo, eso quiere decir que María vertió meses de economía a los pies del Señor. Pero Judas, que en pocos días traicionaría a su Maestro por una décima parte de ese valor, lo ve como un desperdicio.
Aparentemente Judas reclama por una buena causa: dar dinero a los pobres, y ahí es donde radica el peligro. Toda mentira diabólica siempre tiene un trasfondo real. Escuché que el veneno para ratas es 99% maíz y 1% estricnina. El veneno mortal es muy poco, pero suficiente para no ser detectado en medio de la verdadera comida. En 2 Timoteo capítulo 3, Pablo advierte de los falsos predicadores de los últimos días: como Judas, ellos tienen apariencia de piedad, pero son codiciosos, es decir, adoran el dinero. Su especialidad es atraer a mujeres llevadas por diversas concupiscencias. La concupiscencia no es solo un deseo de cosas malas, sino un deseo extremo de cualquier cosa, incluso cosas licitas como la salud, el dinero y la felicidad en el amor.
María hace lo correcto gastando lo que tenía de valor con Jesús porque Él estaba cerca de su muerte. Siempre que ella querría ayudar a los pobres, habría personas pobres para ayudar, pero esta ocasión es única. Pronto ya no contaría con la presencia física del Señor. Algunas oportunidades surgen y desaparecen en cuestión de minutos. Si no son tomadas a tiempo, es posible que nunca regresen. En los evangelios vemos a personas haciendo cosas extrañas, sólo para no perder la oportunidad de un encuentro personal con Jesús. Por ejemplo, Zaqueo, fue un hombre rico e importante, que no le importó lo que pensaran los demás. Se subió a un árbol sólo para ver pasar a Jesús.
Y tú, ¿estarías dispuesto, así como María a entregar lo más precioso a Jesús? Tu vida, por ejemplo. ¿Estarías listo para enfrentar el desprecio de amigos y familiares por recibir al Salvador, como lo hizo Zaqueo? Así que aprovecha esta oportunidad y cree ahora en el Salvador que murió por ti. En los próximos tres minutos veremos qué puede pasar con las personas que no aprovechan una oportunidad como esta.