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Lectura: Juan 11
Jesús no cura a Lázaro porque tenía algo más en mente, mucho más grande y mejor. Las curas y milagros que Jesús y sus apóstoles hacían tenían un objetivo bien definido para cada persona, tiempo y lugar. Ahora servían para probar la fe de personas como Marta y María, y para mostrar la incredulidad de la gente como los fariseos.
En hechos 19 dice "Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían." (Hechos 19:11-12). Esas señales servían para mostrar que el mensaje de Pablo venia de Dios. Sin embargo, las buenas noticias del evangelio no son sanidades y milagros, sino de salvación eterna para todos los que creen en Jesús, que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Los Apóstoles mismos quedaban enfermos y usaban remedios. Pablo tenía "un aguijón en la carne", algún tipo de enfermedad o limitación. Tres veces él pidió al Señor que lo librase. ¿Sabes cuál fue su respuesta? "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad." (2 Corintios 12:7-9). ¿Por qué Pablo no se curaba a sí mismo? ¿Por qué dejó a Trófimo enfermo en Mileto? (2 Timoteo 4:20). ¿Por qué recetó a Timoteo un remedio casero para su estómago? ¿Por qué no le dio una bufanda milagrosa? (1 Timoteo 5:23).
Probablemente, Dios quería enseñarles algo, o a nosotros, sobre su modo de actuar. Pablo, Trófimo y Timoteo no necesitaban pruebas de que Jesús era el Salvador. Quien cree, anda por fe, no por vista. Tomás, que le gustaba ver para creer, oyó de Jesús decir: más bienaventurados son los que creen sin ver.
No sé por qué tantas personas tienen esta fascinación por sanidades y señales. ¿Jesús no es suficiente? Recuerda que él no confiaba en aquellos que lo seguían por causa de las señales. Si te enfermas, ora. Si es la voluntad de Dios, él te sanará, directamente o a través de los médicos y los medicamentos. Si eso no ocurre, seguramente Dios tiene un propósito para ti o para las personas de tu entorno.
La diferencia entre un idólatra pagano y un cristiano verdaderamente nacido de nuevo es que el primero cree que Dios está a su lado cuando todo va bien. Sin embargo, el verdadero creyente, se alegra también en la falta de salud, dinero, prosperidad, libertad, etc. El apóstol Pablo escribió: "Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." (Filipenses. 4:12-13).
Si Pablo podía todas las cosas, tú también puedes aceptar la voluntad de Dios para ti, cualquiera que sea. En los próximos 3 minutos Jesús muestra a Marta y María que la voluntad de Dios es siempre la mejor.