Lectura: Juan 9: 1-7
Video: https://www.youtube.com/watch?v=kGyxvJqFcMk&t=39s
El capítulo 9 de Juan comienza con un detalle importante: es Jesús, no sus discípulos, quien primero ve al ciego. En el caso del paralítico del capítulo 5, Jesús sabía que el hombre era enfermo durante mucho tiempo. Por ver y conocer todas las cosas, Jesús da un trato personalizado a las necesidades de cada uno.
En el caso del ciego, escupe en el piso, hace un poco de lodo y pasa en sus ojos. Después le ordena que se lave en el estanque de Siloé. ¿Por qué lodo? No sé, pero si lo hizo es porque era necesario para esa persona en ese momento. Jesús trabaja de diferentes maneras con diferentes personas. No entendemos, pero nosotros creemos que lo él hace está bien hecho. O incluso lo que no hace.
El apóstol Pablo tenía un problema llamado el "aguijón en la carne", y no fue por falta de pedir que el Señor no lo libró del problema. ¿sabes cuál fue la respuesta a sus oraciones? "bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Co 12:7-9). ¿Crees que Pablo estaba enojado por eso, entró en depresión y ni siquiera quería saber más de servir a Cristo? Al contrario. Vea lo que dice:
"… por tanto de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor de Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte." (2 Co 12:9-10).
Hoy en día, en cada canal de TV hay un predicador prometiendo el fin de todos sus problemas si creyeres en Jesús. Es una mentira. Lo que Dios ofrece es perdón de pecados y la vida eterna. Después de convertirte a Cristo, te encuentras en un mundo arruinado por el pecado y en el mismo cuerpo propenso a la enfermedad y la muerte. Incluso si vives 120 años, tu muerte será causada por alguna enfermedad o falla de los órganos.
Por eso cualquier sanidad realizada por Jesús o sus discípulos tenía un objetivo bien particular. Una vez cumplido ese objetivo, todos aquellos que sanados o resucitados terminaban enfermando y muriendo. O ¿crees que Lázaro está todavía por ahí?
El pagano piensa que los dioses sólo son apropiados cuando todo va bien. El verdadero creyente tiene certeza que el Señor siempre está a su lado, en la alegría y en la tristeza. Por eso el profeta Habacuc da un hermoso testimonio de fe y confianza en Dios cuando dice:
"Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación." (Hch 3:17,18). Y tú, ¿te regocijas en Dios cuando todo va mal?
En los próximos 3 minutos los vecinos no reconocen al ciego después de ser sanado.