#163 Cuatro testimonio
Cuatro testimonios
Juan:5:31-44
El Antiguo Testamento dice: para que un testimonio sea válido debe tener por lo menos dos testigos. Por eso Jesús dice que si él da testimonio de sí mismo su testimonio no es verdadero. Entonces él señala al menos cuatro testimonios de su divinidad: Juan el Bautista, sus propias obras, el padre y las escrituras. Juan el Bautista dio testimonio de la divinidad de Jesús diciendo que "el que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo" (Jn 1:15). Él no solo se refería a la primacía de Jesús, sino también a su precedencia en el tiempo. A pesar de ser seis meses menor que Juan, Jesús existió antes que él. Juan el Bautista también dijo que "a Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo, que está en el seno del padre, él le ha dado a conocer" (Jn 1:18). Y Jesús mismo dijo: "el que me ve, ve al que me envió" (Jn 12:45) y "el que me ha visto a mí, ha visto al padre" (Jn 14:9). El siguiente testimonio que Jesús presenta de su divinidad son sus obras, las mismas obras del Padre. En 1 a los Corintios Pablo dice que los judíos piden señales visibles del poder de Dios, mientras que los griegos o Gentiles buscan sabiduría. Por esta razón la venida de Jesús a los judíos fue acompañada por las obras milagrosas del poder de Dios, aun así, Jesús fue rechazado, probando que no basta ver para creer. luego Jesús habla del testimonio de su Padre: "también el padre que me envió ha dado testimonio de mí, nunca habéis oído su voz ni habéis visto su aspecto” (Jn 5:37). Esto coincide con el testimonio de Juan el Bautista, que dijo: “a Dios nadie le vio jamás, el unigénito Hijo, que está en el seno del padre, él le ha dado a conocer" (Jn 1:18). Finalmente viene el testimonio de las escrituras, que en la época de Jesús se limitaba al Antiguo Testamento. Aquellos fariseos y escribas estudiaban cuidadosamente las escrituras porque creían encontrar en ellas la vida eterna, sin darse cuenta que ellas daban testimonio de Jesús. Ahora Jesús revela la verdadera razón de no ser recibido por los judíos: "y no queréis venir a mí para que tengáis vida" (Jn 5:40). Era todo una cuestión de voluntad, querer, el mismo obstáculo para cada ser humano. Nosotros, por naturaleza, no queremos ir a Jesús para tener vida eterna, y fue por eso que él explicó a Nicodemo un poco antes de que era necesario nacer de nuevo, nacer de lo alto y ser una nueva criatura. Por no tener el amor de Dios, los judíos recibirían a cualquiera que venga en su propio nombre. Se amaban así mismos y les gustaba enaltecer a otros hombres y ser enaltecidos por ellos. Todos somos así. Pero Jesús no vino a buscar gloria o aplausos, como si fuera una celebridad. Los fariseos eran incapaces de ver a Jesús en los escritos de Moisés. ¿Pero qué es lo que Moisés escribió de Jesús? Vea en los próximos 3 minutos.
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