Video:https://www.youtube.com/watch?v=-Erm4m-TSlY
Satisfación es tener a Cristo
Lectura:Juan 6:25-26
Después de hacer muchos milagros, Jesús es seguido por una multitud más interesada en la comida que en Dios. Él dice que aquellas personas lo buscaban, no porque vieron los milagros, sino porque comieron de los panes y quedaron satisfechos. Era evidente que si otro ofreciere un pan más sabroso no irían atrás de Jesús. El objetivo de las señales y milagros no era dar una vida cómoda a aquellas personas con permanente salud, pan gratuito y algunos sermones de la montaña llena de palabras bonitas para entretener el intelecto. El propósito de los milagros era demostrar que el Mesías, el Creador y Sustentador de todas las cosas, estaba ahí en medio de ellos. ¿ya pensaste cuales son los motivos que te llevan a buscar a Jesús? ¿Decidiste ir a él para tener una mesa llena de salud permanente para aprovechar esta vida? ¿O tal vez tu interés está en comprar todo lo que te atrae? O eres el tipo intelectual, que lee la Biblia para aumentar sus conocimientos y ser admirado por eso. Cuando Eva miró el árbol del conocimiento del bien y del mal en el jardín del Edén, su fruto le pareció agradable al paladar, atractivo a la vista y deseable para obtener el discernimiento. La primera carta de Juan llama a eso de codicia de la carne, codicia de los ojos y la vanagloria de la vida. Cuando Jesús fue tentado, Satanás lo desafió a convertir piedras en panes para saciar su hambre. También trató de llenar sus ojos con la visión de la gloria y las riquezas de los reinos de este mundo. El reto para que Jesús se arrojase desde lo alto del templo le daría la oportunidad de demostrar quién era él, porque los Ángeles volarían para socorrerlo. En todo eso existe siempre la misma promesa del diablo de satisfacer las necesidades de la carne, de los ojos y hacer que la persona se sienta importante. ¿acaso no es lo mismo que oyes en la radio y en la TV? Muchos fingen predicar el Evangelio, cuando en realidad simplemente repiten las tentaciones del jardín del Edén. Y muchos fingen oír el Evangelio, cuando en realidad oyen sus propios deseos. Está claro que Dios atiende las oraciones hechas según su voluntad, pero el enfoque no debe estar en la respuesta a esas oraciones o en nuestra persona, sino en la persona de Jesús. Santiago escribió: "codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (Santiago 4:2-3). Los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la vanagloria de la vida nos atraen cuando Jesús no es suficiente para nuestro corazón. Pablo escribió a los Filipenses: "mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Fil. 4:19). ¿Quién suplirá? Dios. ¿Cuántas necesidades? Todas. ¿Con qué? Con sus riquezas en gloria. ¿En quién encuentras eso? En Jesús. Si Él no es suficiente para ti, nada lo será. En los próximos 3 minutos, Jesús nos enseña en que debemos ocuparnos.
Tick-Tock-tick-tock...
