#161 Dos ressurreciones
Muchas personas rechazan la idea de un juicio final. Eso es extraño ya todos nos pasamos la vida juzgando a los demás, juzgamos a los delincuentes, al gobierno, a los familiares, a los amigos... la lista es interminable. Somos jueces por naturaleza, pero no aceptamos que Dios puede juzgarnos, como si él no tuviera el derecho o capacidad para hacerlo. ¡Ves juzgamos incluso al mismo creador! Jesús es llamado el hijo de Dios por ser igual a Dios e hijo del hombre por ser igual a los hombres, pero sin pecado. Él es al mismo tiempo Dios y hombre. Tú y yo apenas somos humanos y, aunque conocemos la naturaleza humana, no somos omniscientes hasta el punto de conocer los pensamientos y motivos de la gente para juzgar perfectamente. Por ser Dios y Hombre, Jesús es capaz de juzgar a los seres humanos, y eso es lo que hará cuando vuelva. Así que, todos los que estén en los sepulcros oirán la voz de Jesús y saldrán: los que hicieron el bien para la resurrección de la vida y los que hicieron el mal para la resurrección de condenación. Este pasaje parece indicar que la salvación recibida es como una recompensa por practicar el bien. Si, fuese así, estaría contradiciendo la declaración hecha hace poco por Jesús, que quien oye su palabra y cree al que le envió, tiene vida eterna, no vendrá a juicio, sino que ha pasado de muerte a vida. El creyente pasa lejos del juicio final. Considerando que somos salvos por la fe, y no por el bien que practicamos, los que hicieron el bien que son mencionados en este pasaje son los que fueron salvos por la fe en Jesús e hicieron el bien como consecuencia de esa salvación. Una vez salvos se convirtieron en instrumentos de Dios. No fueron salvos por el bien que hicieron, sino que hicieron el bien por causa de la salvación que recibieron. Por eso hay dos resurrecciones: una de vida y otra de condenación. Los que no aceptaron el perdón que Dios ofrece gratuitamente serán juzgados y condenados, porque el mal que practican los condena. Y antes que digas que solamente practicas el bien. Recuerda que Jesús juzgará también a los pensamientos. Y si aún crees que no puede juzgarte por el patrón moral de Dios, porque no aceptas ese patrón, tu situación continua pésima. Serás juzgado también por el juicio que hiciste a los otros. ¿acaso siempre hiciste de la manera que exigiste a los otros? Si consideras a Jesús un juez injusto por juzgar y condenar pecadores, recuerde que él ofrece una salida, una salvación que no depende de tu forma de actuar, sino únicamente de creer. Encontrarás a Jesús como juez si no tienes un encuentro ahora con el Salvador Jesús. Si no existiera esa alternativa podrías reclamar, pero existe esa salida.
En los próximos 3 minutos, Jesús dice que él, de sí mismo no puede hacer nada. ¿Qué quiere decir?