Al curar a un hombre en el día de reposo Jesús despierta la ira de los judíos religiosos. La ley dada por Dios a Moisés ordenaba que ningún trabajo se haría en ese día y los infractores debían ser apedreados. Estos judíos, que ahora quieren matar a Jesús, no se dan cuenta dos cosas. En primer lugar, que la ley del día de reposo había sido dada para beneficio del hombre. Dios quería que su pueblo descansase, por eso cualquier tipo de trabajo estaba prohibido, pero las actividades que tenían la intención de salvar una vida o curar a un enfermo no eran consideradas trabajo, sino actos de misericordia. En una ocasión Jesús utiliza el ejemplo de la oveja, que cualquier judío estaba dispuesto a ayudar si caía en una zanja en el día de reposo. Aquellos mismos judíos, que tenían tanto cuidado con sus ovejas, no les importó ni un poco la curación que Jesús hizo sobre un hombre que estaba preso treinta y ocho años en la cueva de su enfermedad. La segunda cosa que los judíos no se dan cuenta es que aquel que curó en el día de reposo, es el mismo Dios que en el pasado, dio la ley a Israel. Fue por medio de él que todas las cosas fueron creadas, y descansó el séptimo día de su creación. Pero aquel sería el ultimo descanso para Dios, ya que después Adán y Eva cayeron en el pecado, y, desde entonces, la humanidad sólo le dio trabajo a su creador. "Mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo" (Jn 5:17), es lo que responde Jesús a los judíos religiosos que critican por haber curado al hombre en el día de reposo. El detalle es que, al decir eso, Jesús se convierte en culpable a los ojos de los judíos, de algo más grave que romper el día de reposo. Él necesita ser eterno, para también trabajar hasta ahora como hace el Padre, y al llamar a Dios de Padre está diciendo ser igual a Dios. Para un judío, llamar a Dios de Padre era impensable. En el Antiguo Testamento, hay una docena de pasajes que llaman a Dios de Padre de los seres humanos, pero ninguno de ellos en el sentido de parentesco. sino en el sentido de creador o quien cuida de su creación, nunca en el sentido de alguien que transmite su ADN o su propia naturaleza a un hijo engendrado por él. La revelación que Jesús hace a los judíos muestra que hay un vínculo estrecho e indisoluble entre él y el Padre y "por esto los judíos aún más querían matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios" (Jn 5:18). En los próximos 3 minutos Jesús da más detalles de ese vínculo y de su divinidad.
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